Tuvimos un evento triste en esta semana, que nos vino a visitar una amiga con su perro y las gallinas andaban sueltas, así que el perro mató a la más querida de todas. Se llamaba "Chunca" porque era muy pequeñita y de una raza de plumas colochitas. Los niños vieron todo, y luego encontramos el perro en el gallinero con una mirada de culpable que sabía que había hecho algo malo. Le hicimos un funeralcito con una canción (por supuesto "Los Pollitos Dicen") y le pusimos unas flotecitas y cada quien se le quitó una pluma de recuerdo. Lo que me da pena es que solo tenemos otra gallinita de la misma raza, y como eran muy chiquitas no podían subir arriba en donde duermen las otras gallinas en el gallinero, así que se acurrucaban las dos chiquitas abajo en la paja. Ahora la otra negrita ("Noche") duerme solita. Bueno, Neto dice que le va a hacer otra escalerita o algo. Pues así son las cosas en el rancho de perder un animal que uno quiere mucho, pero es la primera lección para los niños. Bueno, Chunca, que desanse en paz y ojalá que haya mucho pan y sandía en donde estás ahorita.
